La pluma es valiente, mucho más que quienes entre sus manos la sujetan. Por eso ella se atreve, descarada, a revelar todo aquello que la boca, que los labios, de quienes con mayor o menor acierto la empuñan, no son capaces. No trates de buscar sentido a mis palabras, quizá sean fruto de un sueño, o de un desvelo, o de ambos, quien sabe...
¿Qué pasaría?
¿Qué pasaría?, Si te entrego el corazón, en esta prisa, Si no me, devuelves todas, mis caricias, Si te pido no te cases, y mintiendo que te amo, Tú me crees.