
He venido a que me hables de mí.
Cuéntame cómo soy
y lo que soy contigo,
y lo que soy contigo,
en la distancia que ahoga,
en la cercanía que me consume.
Cuéntamelo.
Dime si la lluvia te habla de mí,
si golpea tus cristales
para avisarte de mi presencia
al derramarse en tu ventana.
Dímelo.
Revélame mis sueños,
esos que buscan tu noche
agazapados y fieros bajo tu almohada,
nómadas errantes hacia Oniria.
Revélamelo.
Declárame mis intenciones,
inestables como mareas del corazón,
infieles a futuros vacíos,
variables de caprichosas lunas.
Decláramelo.
Confiésame mis dudas,
silenciosas sombras sin nombre
que anidan en mis desvelos,
vuelos de alas a ras del miedo.
Confiésamelo.
Recítame mis besos,
el fuego de mi piel bajo tu piel,
las dunas y valles de mi deseo,
los espejismos del placer.
Recítamelo.
Háblame de mí.
De ti ya me hablan mis versos.