Amaneció diferente, distinta, como si no fuera ella misma.
Bueno, prácticamente no había dormido.
La noche le sorprendió con un montón de pensamientos, de sentimientos agolpados
en su alma, dispuestos a salir. Dispuestos a luchar por no quedarse dentro y descargar
sensaciones.
Recordaba cada instante, cada palabra, cada te quiero.
Las promesas vertidas en vasos rotos, que escapaban entre las grietas de los cristales
hechos añicos.
No paraba de preguntarse qué hizo mal.
Por qué habiendo amado tanto, habiendo entregado tanto, no pudo ser correspondida.
Su risa hacía eco en sus oídos. Aquella risa loca que iluminaba sus días.
Su voz la acariciaba en el silencio, como si estuviera ahí mismo, tras ella, junto a su oído.
Soñó despierta durante un rato. Imaginó que todo era una mala jugada del destino.
Pero se dio cuenta de que no fue así. El hombre que amaba, jamás volvería con ella.
Jamás le daría lo que tanto deseo, una caricia, un beso, una mirada.
Jamás entendería el motivo, el por qué si tanto lo amaba, se había marchado de su vida.
Nunca comprendería por que se le permitió amarlo con tanta fuerza, si jamás estaría con él.
Bueno, esta mañana si lo entendió.
Comprendió que nunca se ama del mismo modo.
Y no se puede pedir, que alguien te quiera, cuando no es eso lo que siente.
Bueno, prácticamente no había dormido.
La noche le sorprendió con un montón de pensamientos, de sentimientos agolpados
en su alma, dispuestos a salir. Dispuestos a luchar por no quedarse dentro y descargar
sensaciones.
Recordaba cada instante, cada palabra, cada te quiero.
Las promesas vertidas en vasos rotos, que escapaban entre las grietas de los cristales
hechos añicos.
No paraba de preguntarse qué hizo mal.
Por qué habiendo amado tanto, habiendo entregado tanto, no pudo ser correspondida.
Su risa hacía eco en sus oídos. Aquella risa loca que iluminaba sus días.
Su voz la acariciaba en el silencio, como si estuviera ahí mismo, tras ella, junto a su oído.
Soñó despierta durante un rato. Imaginó que todo era una mala jugada del destino.
Pero se dio cuenta de que no fue así. El hombre que amaba, jamás volvería con ella.
Jamás le daría lo que tanto deseo, una caricia, un beso, una mirada.
Jamás entendería el motivo, el por qué si tanto lo amaba, se había marchado de su vida.
Nunca comprendería por que se le permitió amarlo con tanta fuerza, si jamás estaría con él.
Bueno, esta mañana si lo entendió.
Comprendió que nunca se ama del mismo modo.
Y no se puede pedir, que alguien te quiera, cuando no es eso lo que siente.
Hoy
amaneció diferente, hoy supo que realmente, solo ella amó.