La pluma es valiente, mucho más que quienes entre sus manos la sujetan. Por eso ella se atreve, descarada, a revelar todo aquello que la boca, que los labios, de quienes con mayor o menor acierto la empuñan, no son capaces. No trates de buscar sentido a mis palabras, quizá sean fruto de un sueño, o de un desvelo, o de ambos, quien sabe...
Mi mano ahuyentó soledades
Veo mi propia imagen, desnuda en el vacio, mi cuerpo abriendose sin peso. Me quemo, broto, crezco, empequeñezco, tiemblo mientras dibujo tu piel y encuentro la mia. Tu imagen se esfuma tras vibrar de gozo. Mi sangre latiendo y mi piel estremecida me recuerdan que, al menos, sigo viva...