Se resquebraja mi cuerpo cuando los gritos sórdidos me desvisten el alma..




Los segundos taladran mis sentidos y de pronto me pierdo,
me desgajo de mi misma y me ausento en silencio, hasta algún momento
en el que debo recobrar la cordura de nuevo, calzarme los días y beberme
las soledades, aunque las aungustias sigan agitándose en mi espalda...