
La pluma es valiente, mucho más que quienes entre sus manos la sujetan. Por eso ella se atreve, descarada, a revelar todo aquello que la boca, que los labios, de quienes con mayor o menor acierto la empuñan, no son capaces. No trates de buscar sentido a mis palabras, quizá sean fruto de un sueño, o de un desvelo, o de ambos, quien sabe...
Un latir firme e inalterable
El corazón del guerrero hervía. Las pasiones desatadas eran un torrente imparable en sus arterias. La sangre le hervía en las venas y le daba la fuerza de mil titanes. Debía enfrentarse a su destino. Un destino de sangre, estremecimientos y angustia sin límites. Pero el guerrero se mantendría firme, escuchando el latir volcánico de su corazón. Un latir firme e inalterable. El latir de un mundo de espejismos que le mantenía prisionero de sus sueños.