Una lucha épica

Como si de un cuento de princesas y caballeros se tratara, el objeto de sus desvelos se hallaba prisionera en una minúscula isla frente a la costa, desnuda y encadenada, a merced de las olas, la lluvia y el frio de la noche. Custodiada por un kraken gigante, como en la fábula de Perseo y Andrómeda, el guerrero debía enfrentarse a fuerzas mucho más allá de su poder. Pero el guerrero tenía la fuerza de su deseo y el poder de la creación de espejismos de su lado. La lucha prometía ser épica. Y así lo fue. Y la terrible contienda les será contada.