La pluma es valiente, mucho más que quienes entre sus manos la sujetan. Por eso ella se atreve, descarada, a revelar todo aquello que la boca, que los labios, de quienes con mayor o menor acierto la empuñan, no son capaces. No trates de buscar sentido a mis palabras, quizá sean fruto de un sueño, o de un desvelo, o de ambos, quien sabe...
En esta orilla blanca
Me deshago en tu boca, me aferro a las sábanas como a la vida, para gritar el placer que me inunda. Me arqueo y comparto mi temblor dándoselo a tu lengua, a tu boca que lo bebe sedienta y feliz cuando brota y la inunda