La pluma es valiente, mucho más que quienes entre sus manos la sujetan. Por eso ella se atreve, descarada, a revelar todo aquello que la boca, que los labios, de quienes con mayor o menor acierto la empuñan, no son capaces. No trates de buscar sentido a mis palabras, quizá sean fruto de un sueño, o de un desvelo, o de ambos, quien sabe...
Volví a creer
Me lo juró, y yo le volví a creer. Como si me hubieran enseñado a creer en alguien después de tanto dolor. Como si mi familia no fuera a romper en llanto si supieran la verdad dentro de mí. Si tan solo miraran a mis ojos el tiempo prudencial para lograr que me quiebre por completo, lo hubieran notado. Es que entiendo que me convertí en una profesional de la mentira, en una modista de la verdad. Como si las marcas en mi cuerpo fueran a desaparecer con cada uno de sus pedidos de disculpas. Y me duelen tanto. Cada centímetro de mis brazos, cada recoveco de mis piernas. Como si los huesos no me lloraran pidiéndome un freno. Como si el cuerpo no me implorara quererlo un poco menos, y cuidarme un poco más. Cierro los ojos, se me eriza la piel. Contraigo los músculos de la cara y el corazón se me acelera tanto que lo siento fuera de mi cuerpo. Sé que se aproxima y lo espero derrumbada. Me desespero y lo odio. Lo odio tanto como para jurar que nunca más voy a dejar que se me acerque. Lo odio en esos momentos en los que le ganan los impulsos, hasta el instante en el que vuelve a ser él. O hasta entender que en realidad no sé cuándo es él verdaderamente. No sé qué me duele más, si su aberrante forma de demostrar amor, o mi mediocre forma de recibirlo. ¿Cómo pudieron enseñarle que el amor se expresa de esa forma? ¿Cuándo fue que la niña que había en mí, aprendió a recibirlo de esa manera convirtiéndose a la fuerza en mujer? Y me duele. Pero más me duelen aquellas marcas que a las miradas son invisibles. Me duele amar a quien odiándome me ama. Me duele este círculo infinito, retroactivo, en el que el amor y el odio, juegan a las escondidas temiendo encontrarse. Me duele la vida con su ausencia, pero el cuerpo con su presencia ¿Cómo se sale de una habitación circular, cuando se conoce la puerta de salida, pero se agacha la cabeza cada vez que se pasa por el frente?