La pluma es valiente, mucho más que quienes entre sus manos la sujetan. Por eso ella se atreve, descarada, a revelar todo aquello que la boca, que los labios, de quienes con mayor o menor acierto la empuñan, no son capaces. No trates de buscar sentido a mis palabras, quizá sean fruto de un sueño, o de un desvelo, o de ambos, quien sabe...
No tuve miedo de perderlo. Nunca había querido tanto algo como eso. El problema fue que cuando se fue de mis días, perdí también una parte de mi misma, y eso, no me lo perdono.