

La pluma es valiente, mucho más que quienes entre sus manos la sujetan. Por eso ella se atreve, descarada, a revelar todo aquello que la boca, que los labios, de quienes con mayor o menor acierto la empuñan, no son capaces. No trates de buscar sentido a mis palabras, quizá sean fruto de un sueño, o de un desvelo, o de ambos, quien sabe...
Y no, no hay versos ni besos para ti.
No hay abrazos y esperas, no hay lágrimas, sueños o premoniciones.
A ti no te veo, a ti no te quiero, tú no estás en mi libreta ni en mi almohada, es más, me alegra que hayas escapado, que te hayas perdido de mi vida. Que me hayas dejado aquella tarde con las manos vacías.
Contigo no tengo prisa de nada. Eres la manera que tiene el universo de decirme que todo es posible, incluso, que los muertos revivan como es tu caso.
Tú no estás en mis letras, a ti no te rodea mi magia, no tocas mi corazón, no erizas mi alma.
A ti no te dejo entrar, a penas te abro una rendija bajo la puerta para que te asomes y descubras un mundo en el que no vives, porque una vez estuviste dentro y corriste, huiste sin mirar atrás.
Hoy no estas, hoy sólo espías, hurgas, miras lo que no quisiste y hoy… hoy no te lo voy a dar.
Volví a creer
Me lo juró, y yo le volví a creer. Como si me hubieran enseñado a creer en alguien después de tanto dolor. Como si mi familia no fuera a romper en llanto si supieran la verdad dentro de mí. Si tan solo miraran a mis ojos el tiempo prudencial para lograr que me quiebre por completo, lo hubieran notado. Es que entiendo que me convertí en una profesional de la mentira, en una modista de la verdad. Como si las marcas en mi cuerpo fueran a desaparecer con cada uno de sus pedidos de disculpas. Y me duelen tanto. Cada centímetro de mis brazos, cada recoveco de mis piernas. Como si los huesos no me lloraran pidiéndome un freno. Como si el cuerpo no me implorara quererlo un poco menos, y cuidarme un poco más. Cierro los ojos, se me eriza la piel. Contraigo los músculos de la cara y el corazón se me acelera tanto que lo siento fuera de mi cuerpo. Sé que se aproxima y lo espero derrumbada. Me desespero y lo odio. Lo odio tanto como para jurar que nunca más voy a dejar que se me acerque. Lo odio en esos momentos en los que le ganan los impulsos, hasta el instante en el que vuelve a ser él. O hasta entender que en realidad no sé cuándo es él verdaderamente. No sé qué me duele más, si su aberrante forma de demostrar amor, o mi mediocre forma de recibirlo. ¿Cómo pudieron enseñarle que el amor se expresa de esa forma? ¿Cuándo fue que la niña que había en mí, aprendió a recibirlo de esa manera convirtiéndose a la fuerza en mujer? Y me duele. Pero más me duelen aquellas marcas que a las miradas son invisibles. Me duele amar a quien odiándome me ama. Me duele este círculo infinito, retroactivo, en el que el amor y el odio, juegan a las escondidas temiendo encontrarse. Me duele la vida con su ausencia, pero el cuerpo con su presencia ¿Cómo se sale de una habitación circular, cuando se conoce la puerta de salida, pero se agacha la cabeza cada vez que se pasa por el frente?
Se busca un amante, si señores, un amante.
No quiero un novio que controle mis tiempos y horarios, que vigile mis miradas, que pretenda dominar mis acciones y convicciones, no quiero un hombre que me tome de la mano para presentarme a sus padres y al resto de la familia, buscando su aprobación y una falsa sonrisa. No quiero un hombre que pretenda que abandone mis sueños por cumplir sus anhelos. Yoquiero un hombre que me ame cada que me dé la gana, que no me juzgue por los rastros de otro amor en mi piel, que no reclame mi presencia, que no me sienta parte de sus pertenencias.
Quiero un hombre sin educación a la hora de hacerme el amor, uno que no recuerde ni mi nombre, que no se compare con otros hombres. Quiero un hombre que acaricie mi piel y mi alma, que con la yema de sus dedos recorra milimétricamente mi ser, no por deber sino por puro placer. Un amante que me deje una sonrisa en los labios, uno que no me vea como el medio para alcanzar el placer sino alguien con quien descubrirlo una y otra vez. Uno que me ahogue en su pasión, que me arranque el corazón, uno que ame mi cuerpo con todos sus defectos, que lo vuelva su refugio, que lo inunde de locura, que lo colme de dulzura. Que se vuelva mío en mí, que no piense en otra, que descubra los misterios de mi ser, de mi sentir. Un amante exquisito, cínico, impúdico, romántico, poeta, de amplia sonrisa y poca memoria, de manos suaves, firmes, uno que se hunda en mí hasta enloquecer, que muerda con cada mirada, que con ella me invite a quemarme en su piel, que robe mis gemidos, que aceleré mis latidos. Eso quiero, un hombre en toda la extensión de la palabra, un hombre que me tome entre sus brazos y me vuelva suya, un hombre para el cual yo no sea una muñeca, ni su juguete y mucho menos su burla, un hombre que bañe con su sudor mi piel, simplemente un hombre que me haga sentir mujer.
Se busca un amante.
-Violeta Ot
No quiero un novio que controle mis tiempos y horarios, que vigile mis miradas, que pretenda dominar mis acciones y convicciones, no quiero un hombre que me tome de la mano para presentarme a sus padres y al resto de la familia, buscando su aprobación y una falsa sonrisa. No quiero un hombre que pretenda que abandone mis sueños por cumplir sus anhelos. Yoquiero un hombre que me ame cada que me dé la gana, que no me juzgue por los rastros de otro amor en mi piel, que no reclame mi presencia, que no me sienta parte de sus pertenencias.
Quiero un hombre sin educación a la hora de hacerme el amor, uno que no recuerde ni mi nombre, que no se compare con otros hombres. Quiero un hombre que acaricie mi piel y mi alma, que con la yema de sus dedos recorra milimétricamente mi ser, no por deber sino por puro placer. Un amante que me deje una sonrisa en los labios, uno que no me vea como el medio para alcanzar el placer sino alguien con quien descubrirlo una y otra vez. Uno que me ahogue en su pasión, que me arranque el corazón, uno que ame mi cuerpo con todos sus defectos, que lo vuelva su refugio, que lo inunde de locura, que lo colme de dulzura. Que se vuelva mío en mí, que no piense en otra, que descubra los misterios de mi ser, de mi sentir. Un amante exquisito, cínico, impúdico, romántico, poeta, de amplia sonrisa y poca memoria, de manos suaves, firmes, uno que se hunda en mí hasta enloquecer, que muerda con cada mirada, que con ella me invite a quemarme en su piel, que robe mis gemidos, que aceleré mis latidos. Eso quiero, un hombre en toda la extensión de la palabra, un hombre que me tome entre sus brazos y me vuelva suya, un hombre para el cual yo no sea una muñeca, ni su juguete y mucho menos su burla, un hombre que bañe con su sudor mi piel, simplemente un hombre que me haga sentir mujer.
Se busca un amante.
-Violeta Ot
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