No me hace falta la luna ni tan siquiera la espuma, me bastan solamente dos o tres segundos de ternura.


A veces me pregunto
si no me causa respeto
el paso de los años
desgastando nuestros besos
así como el derroche
de algo más que mucho tiempo
sin vernos un instante
más allá de los espejos.

Por eso necesito,
aunque sé que es un exceso,
que tus ojos me digan
algo así como: de acuerdo,
estoy aquí a tu lado
para que no tengas miedo
al miedo de estar solos,
solos en el universo.


Nota: como buena atrevida, le cambié el género en algunas estrofas...