La pluma es valiente, mucho más que quienes entre sus manos la sujetan. Por eso ella se atreve, descarada, a revelar todo aquello que la boca, que los labios, de quienes con mayor o menor acierto la empuñan, no son capaces. No trates de buscar sentido a mis palabras, quizá sean fruto de un sueño, o de un desvelo, o de ambos, quien sabe...
Este hombre que ahora cerca mi cuello...
Este hombre que ahora cerca mi cuello con su sabia muralla de labios quizá abandone de pronto la almena, quizá desaparezca para siempre.
Porque tiene un tacto en la mirada que recuerda las plumas de los pájaros.